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THE LOST WORLD (EL MUNDO PERDIDO)

Publicado 12/08/2023

VISTA DESDE EL INTERIOR DE VANGUARD. FOTO CARMEN.VISTA DESDE EL INTERIOR DE VANGUARD. FOTO CARMEN.Durante el verano trágico del 36, Antonio Machado escribió que Madrid era el rompeolas de todas las Españas. Yo creo que Gibraltar es el rompeolas del Mediterráneo, santuario de lobos de mar que cayeron de hinojos ante Tanit o ante la Gorgona que vivía en la boca del Infierno, cuando buscaban estaño por las legendarias Hepérides; paraíso perdido de los últimos neandertales; hogar de campesinos y ganaderos llegados desde la lejana Anatolia – al otro lado del espejo - refugio de aves, solaz de orcas que persiguen veleros, tumba de guerreros del Bronce, melting pot de los cuatro puntos cardinales del Mar y de su padre Océano; iglesia, sinagoga y mezquita; casino, puerto, fortaleza… Y sobre todo, confín, otero, columna, señal – a fin de cuentas – de que estamos en el sitio. Sólo falta un cartel que diga: “Es aquí”.

Nadie que navegue por el Estrecho o que haya paseado por La Janda puede ignorar la gran roca. Y enfrente, apenas al alcance de la mano, África y sus inmensidades, una tentación demasiado venal para los aventureros de las dos orillas, gentes de Benzú o de Calpe. Véase el registro paleolítico, compruébese el linaje neolítico de los dos lados, como ha hecho Cristina Valdiosera en Marruecos. Son legión los investigadores que han hablado del Círculo del Estrecho como una realidad antropológica y como un constructo cultural. Y lo han hecho porque tienen evidencias materiales para hacerlo.

Esta semana hemos rodado en el paisaje más protegido de Gibraltar, las Cuevas de Vanguard y Gorham, Patrimonio Mundial de la Unesco, yacimientos arqueológicos que ya han arrojado una extraordinaria producción arqueológica. Y eso que esto acaba de empezar.

Clive Finlayson llamó a este lugar The Lost World (El mundo perdido) en un magnífico volumen editado por el Museo de Gibraltar. Junto a su esposa, Geraldine y su hijo Stewart, Clive ofrece los tesoros – a todo color – de Gibraltar en clave antropológica y naturalista, especialmente ornitológica, la gran pasión de los Finlayson junto a la arqueología.

Gibraltar es también el lugar de las mil puertas, desde la frontera hasta el último pasadizo del museo. Al franquear una de ellas, la que da acceso a los yacimientos de Gorham y Vanguard, se tiene la sensación de penetrar en un lugar secreto, en un mundo perdido. Clive sabía lo que decía cuando le puso nombre a su libro.

Después del oportuno trámite de seguridad y de estacionar los vehículos, lo primero que vimos fue un grupo de macacos de Berbería, los famosos monos de Gibraltar, que se han establecido junto a dos higueras que franquean el camino a Vanguard. Los simios, muy lustrosos, nos miraron con curiosidad. Uno, de mayor tamaño parecía ser el jefe. Una madre llevaba su monito sobre el lomo, una verdadera monería. Nos advirtieron que no los miráramos a los ojos ni que les sonriéramos ya que al ver dientes ajenos suelen enfadarse por sentirse amenazados. Dicen las gentes de por aquí que se han visto macacos por las serranías cercanas al Estrecho. ¿Quién podría negarlo después de conocer parajes como el Tajo de las Abejeras en el corazón de la Almoraima?NAVARRO ANTES DE DESCENDER A VANGUARD. FOTO CARMEN.NAVARRO ANTES DE DESCENDER A VANGUARD. FOTO CARMEN.

Tras dejar a un lado el viejo hospital de sangre usado durante la Segunda Guerra Mundial, la empinada escalera que se aferra al acantilado nos condujo al pie de la roca en pocos minutos. A lo lejos, vi a mi querido Fran Giles analizando fósiles en su mesa de campaña. Estaba en el yacimiento nuevo que se ha abierto este año. Un lugar que va a dar mucho que hablar. Nuestro compromiso con los investigadores nos impide dar más detalles, por ahora, pero podemos asegurar que el impacto de los descubrimientos va a ser muy importante.

Hace pocos años, menos de una década, Clive Finlayon aseguró tener pruebas sobre el procesamiento de aves por parte de los neandertales. No nos engañemos, al principio, incluso hubo un poco de guasa con la pluma y los neandertales. Siempre que alguien rompe o plantea la ruptura de un paradigma hay resistencia. En parte es normal, grandes cambios requieren grandes pruebas, sólidas; por otra parte hay un fenómeno de anquilosamiento, de adocenamiento. Yo creo que esto es así desde que el mundo es mundo, por una cuestión de naturaleza humana más que nada.

Este mismo verano, sin ir más lejos, pudimos ver la pintura de un chamán en una de las galerías de Ojo Guareña. Estaba envuelto en un manto de plumas. Idéntica iconografía se ha barajado para los viejos neandertales del Peñón, que otorgaron un trato y un tratamiento especial a las rapaces.

Después de la publicación de Enrique Baquedano y su equipo sobre la acumulación de  cráneos de bóvidos y otros grandes herbívoros en Pinilla del Valle, con una intención simbólica, quizá funeraria, y otras evidencias como el uso de pigmentos sobre las paredes de cuevas como la de Ardales, en Málaga, asegurar que los neandertales de Gibraltar procesaban aves con una intención diferente a la culinaria, ya no despierta tanta jocosidad.

Es un hecho que los descubrimientos del Arco Mediterráneo, desde Manot Cave o Tabún en Galilea, hasta Gibraltar, han cambiado nuestra mirada sobre el neandertal.

Las cuevas de Gibraltar conservan los restos materiales de un pasado que fue muy provechoso para los neandertales. La gran variedad y cantidad de recursos alimenticios, con un paisaje de sabana, con variedad de fauna, una suerte de Doñana actual, unido a la proximidad del mar, del que obtuvieron lapas, atunes, delfines o tortugas, posibilitó una existencia casi opípara a estos grupos. Se trata de un medio con una gran productividad. En mi opinión, esto debió permitir la presencia durante decenas de miles de años de los humanos en estas latitudes.VANGUARD. VANGUARD.

El potencial de cara a los descubrimientos arqueológicos y antropológicos en las galerías interiores y en las bocas de las cuevas marinas de Gibraltar es enorme. Es muy posible que los descubrimientos que vayan sucediéndose cambien mucho el conocimiento que tenemos de la especie, o especies humanas que han poblado este confín desde – probablemente – el pleistoceno inferior.

Ojalá les toque excavarlo a Clive y su equipo, un grupo que ama su trabajo y a estas cuevas por encima de cualquier otra consideración. Ojalá, los pasajes interiores y las salas del Museo de Gibraltar sigan llenándose de los grandes descubrimientos de Vanguard, Gorham y todo su mundo interior. El museo es también un lugar mágico, aunque esté, al 100% dedicado a la ciencia. Es una instalación hecha a medida de personas que trabajan y a las que les gusta mostrar el fruto de sus desvelos. ¿En el fondo que somos sino contadores de historias? 

Manuel Navarro

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